“Mitigación de los Efectos Ambientales Adversos”

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Hoy día, quiero compartir con ustedes mis impresiones sobre lo que nosotros consideramos el cuarto pilar fundamental, como parte de los que hemos venido describiendo para con ello intentar de alguna manera sentar algunas bases que pretenden de alguna forma contribuir con la ansiada regulación del mercado de minerales estratégicos en nuestra región de las Américas, y específicamente quiero referirme a la necesidad de la “Mitigación de los Efectos Ambientales Adversos”

 Hay una gran realidad poco conocida en las urbes y gracias a la tecnología satelital se ha hecho más visible durante los últimos años, esta revelación ahora al alcance de todos con un simple equipo celular móvil resulta fácil de conocer y me refiero específicamente a los llamados “Paisajes Lunares”, bautizados así por su semejanza con los cráteres y paisajes desolados de la Luna, sin embargo, éstos no representan un fenómeno natural admirable, ni al mar de la tranquilidad, sino que por el contrario, son el resultado del producto de los efectos depredadores de prácticas mineras no acordes con un orden regular y visión sustentable para el adecuado manejo de los procesos de explotación minera en todas sus modalidades; este flagelo se presenta especialmente en la Amazonía Latinoamericana, principalmente motivado por el indiscriminado uso de Mercurio (Hg) y otros ácidos para la extracción de oro y otros minerales, cabe destacar que, por cada kg de oro, se utiliza para su extracción 2,80 kg de mercurio aproximadamente. Esta práctica, ha generado un ecosistema bizarro, motivado a la degeneración del metilmercurio y lo corrosivo del ácido sulfúrico (usado para la concentración de minerales estratégico como el Ta y el Nb), donde al final de la cadena no solo se daña al ambiente sino a las poblaciones que residen en estas localidades en especial a las indígenas.

 Desde una perspectiva ambiental, las acumulaciones de estas sustancias tóxicas que mayoritariamente destruyen las aguas, no solo generando gran contaminación en éstas, sino también generando destrucción de algunas la de las especies acuáticas que habitan en los ecosistemas alrededor de los espacios de explotación, a nuestro entender se constituye en una forma de anti-ecosistema, ya que intrínsecamente conlleva a dimensiones adversas, las cuales son muchas veces ignoradas y hasta validadas ante la mirada cómplice de Gobiernos y grandes compañías mineras con prácticas depredadoras, ya que las especies contaminadas en hábitat que les corresponde se convierten en agentes multiplicadores de contaminación para otras especies que interactúan por razones naturales con las infectadas. Esta consecuencia, es uno de los mayores problemas, ya que se tiende a pensar que este tipo de contaminación es focalizada y en realidad no resulta ser cierto esto, motivado a la propagación natural de los agentes contaminantes por el arrastre ocasionado por la lluvia y a su vez por la migración de especies contaminadas, lo cual incrementa el área de riesgo de las zonas mineras; adicional a esto, la práctica de dragado disminuye el cauce de los ríos, lo que se traduce en menos oxígeno y alimento para los peces.

 Como condición natural de lo anterior, desde una perspectiva de la salud pública, el consumo humano de especies contaminadas y de agua, ha generado daños en el sistema nervioso central y peor aún, malformaciones genéticas en los pobladores de estas localidades; por otra parte, esta destrucción de la flora y fauna, están generando un desplazamiento de las actividades turísticas, la cual en muchos casos representa la primera fuente económica formal de estas localidades, ocasionando la migración a centros poblados o peor aún el incremento de la minería ilegal y actividades ilícitas como fuente de subsistencia.

Pensamos que lo más preocupante es, que ante este problema multidimensional, no se vislumbra una solución en el mediano plazo, ya que una buena política de Responsabilidad Social Empresarial, en el mundo minero, no solo versa en la búsqueda de mejoras en las condiciones de vida de las localidades donde se desarrollen los proyectos, sino en el cierre adecuado de las minas, la reforestación, tratamiento de las aguas, recuperación de las especies florales y animales, campañas de concientización ambiental, etc., que de alguna forma minimicen el impacto negativo de las prácticas poco adecuadas y más bien tiendan a recuperar espacios y devolverles su condición natural inicial. A mi juicio, estas acciones deben ser complementadas por dos factores fundamentales: En primer término, la articulación de las empresas mineras con los Gobiernos locales, regionales y nacionales, para la cooperación en cuanto a la puesta en marcha de acciones de protección y a su vez que los actores gubernamentales asuman su rol en cuanto a la aplicación de sanciones efectivas que tiendan a minimizar este tipo de prácticas depredadoras del medio ambiente.

 En segundo término, y quizá el más álgido, es el cambio de tecnologías de explotación minera y de transformación de minerales bajo la adopción de tecnologías no contaminantes o “tecnologías verdes”. En mis artículos anteriores, les comenté de la necesidad de infraestructuras acordes a las mejores prácticas por parte de las compañías mineras, lo cual, si bien es cierto, en el corto plazo constituyen una inversión y costos más elevados; pero en el largo plazo, se presentan como un recurso de ahorro en los procesos mineros y sus resultados y a su vez constituirían un bienestar en materia ambiental, sin embargo, en esta ocasión no voy a desarrollar este tópico ya que éste será el objeto de discusión en mi próximo artículo.

Nosotros como MINE 3 Inc., seguimos comprometidos en la generación de posibles soluciones, basándonos en los seis (6) pilares que hemos identificado como fundamentales a nuestro entender, para de alguna forma intentar regular el mercado de los minerales estratégicos, y sobre los cuales comentaremos más en mis próximos artículos.

Inspirado por la inquebrantable creencia de que la innovación tiene el poder de cambiar el mundo, me presento: Soy Daniel Valero G, el motor detrás de CCSCEX | CARACAS COMMODITY EXCHANGE®


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